lunes, 17 de enero de 2011

Raúl Arias Lovillo: Tener confianza y asumir valores

Tener confianza y asumir valores

Raul Arias Lovillo

Ante los hechos ocurridos en Xalapa y Veracruz en días pasados, no se trata hoy de asumir el papel de redentores ni de pecar de impertinentes.
Es tiempo de que como sociedad reflexionemos con serenidad y objetividad. Cada uno desde nuestra propia responsabilidad. Hace tiempo que venimos hablando de que la educación en general y la universidad mexicana en lo particular, deben desempeñar un papel estratégico en el acondicionamiento moral de la sociedad.
Más allá de su papel profesionalizante, de su responsabilidad de investigar, de difundir y transmitir la cultura, y  de poner el conocimiento y la técnica al servicio de la sociedad, la Universidad Veracruzana está obligada, –y se empeña cotidianamente– a transmitir a la comunidad aquellos valores que hacen posible que la sociedad mantenga una convivencia fundada en el respeto y la solidaridad.
No es fácil obtener resultados positivos: el entorno está plagado de factores que trastocan  estas orientaciones. Se imponen el consumismo, la violencia, el frenesí por el dinero, la competencia económica y hasta política sin principios, una programación televisiva que desdice todo lo que la escuela enseña y transmite, desde el lenguaje hasta la conducta.
Por ello, la tarea de la educación y de la universidad debe ser mayúscula. Es por eso que insisto en señalar el estado crítico que guarda la educación en nuestro país, y el insuficiente papel que han tenido algunos sectores responsables del proceso educativo en la formación de nuestros jóvenes.
Tal vez haya que pensar si en efecto uno de los problemas más delicados del tema de la educación es su indeterminación. Sin un rumbo definido, la educación pierde su objetivo primordial: la formación integral del ser humano. Es decir, la educación como constructora de la personalidad.
Cada año México se sitúa en los últimos lugares en el dominio de las habilidades básicas de comprensión lectora y matemática, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esto es reflejo del desastre educativo nacional.
A ello habría que sumar la violencia intrafamiliar sobre menores de edad y mujeres de todas las edades, principalmente de los sectores menos favorecidos económica y socialmente.
No obstante, el elemento de mayor consideración que subyace en el crecimiento de la violencia en México es el empleo. No hay un factor tan determinante en la participación de muchos jóvenes en las filas del crimen organizado que la falta de expectativas materiales, la agobiante incertidumbre que provoca una economía que no alcanza para generar los puestos de trabajo que una demografía a la alza está demandando.
¿Queremos saber en dónde están las claves del resentimiento y la dejadez de los jóvenes? Ahí, en la falta de oportunidades, en la inequidad, en las políticas económicas erráticas, en una conducta de la clase política que no satisface las expectativas morales ni culturales de la sociedad.

Mesura y confianzaSabemos de la gravedad del  problema. Lo reconocemos: hoy estamos obligados a analizar lo ocurrido, a reflexionar y a actuar con la mesura a que estamos obligados quienes concurrimos a una institución pública de educación superior y que formamos una comunidad de más de 80 mil personas.
Como sociedad tenemos que continuar con nuestras tareas cotidianas llevándolas a cabo de la mejor forma posible y dando nuestra confianza a las autoridades: ellas harán su trabajo, en procura de que estos hechos no se repitan en ningún lugar.
Confiemos en el Gobierno del Estado y en el Gobierno Federal. Dejemos que ellos hagan su trabajo. Confiamos en que nada nos hará perder la paz social y la gobernabilidad, que nada nos desviará de los propósitos de progreso y bienestar que la sociedad espera para los próximos años.
Para la Universidad Veracruzana este es un momento de asumir responsabilidades y cuidados extremos.  Pongamos atención y actuemos con prudencia.
Hagamos nuestra labor y acudamos a nuestras aulas respetando normas y valores. Sigamos haciendo el esfuerzo de educar mejor a nuestra juventud. Que de nuestras aulas egresen profesionales preparados y ciudadanos conscientes de sus responsabilidades, es nuestra mejor contribución a un Veracruz que queremos en constante progreso, seguro y trabajando en paz.

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